Austero recital de sonrisas,
las bodegas anegadas estan,
de una inservible felicidad,
que nos venden como real,
en todos los medios de comunicacion,
que fomentan un consumismo desmesurado,
en pos de su enriquecimiento personal.

No consigo recordar ya,
los tiempos en los que el movil
no existia,
internet era algo futurista,
y las redes sociales
un sueño altruista.

Ahora es impensable,
esos tiempos, parecen lejanos,
perdidos en el abismo,
de lo obsoleto,
todo evoluciona tan rapido,
que la palabra tradicion,
pierde su significado.

Es cierto que la tecnologia nos facilita la vida,
pero tb nos encadena a una rutina de baterias,
conesiones y un sin fin de infimas rutinas diarias,
que se cuelan sigilosas,
hasta convertirse en obligaciones,
por las que ademas
hemos de pagar y dar gracias.
Grilletes invisibles, inmersos en este siglo,
avances que no son mas que otra medida de control
y seguimiento
que delimita aun mas si cabe
nuestra reducida libertad ilusoria
que nos hacen creer que poseemos.

Compra, compra, compra....!!!!
coches, casas, consolas, moviles...,
el año que viene,
o incluso antes,
seran viejos transistores
cubiertos de polvo en un armario.
Pero te haran feliz!!!,
adquirir bienes y servicios inecesarios,
es algo natural y bueno,
necesidades impuestas por una pandilla basura
de desalmados codiciosos
en busca de su abrigo de billetes
que les haga sonreir esta semana.

Quiero perderme en el silencio,
tumbarme a la sombra de la chopera,
que acompaña unos kilometros,
este rio maltrecho,
ensimismarme durante horas con la brisa
arrastrando las nubes,
dejarme el reloj en la mesita de la ciudad,
apagar el movil,
disfrutar de la armonia que irradia la naturaleza,
sintiendome parte de ella.

A veces no vemos la felicidad en los pequeños detalles,
siempre vivimos con prisa para evitar pensar, sentir,
una realidad basada en utopias y mentiras.